domingo, 7 de septiembre de 2008

Un poquito de sexo (mentira, es sólo para aparecer en Google)

by Sema O'Neal

Continúo con mi recorrido y mi admirable constancia, gracias a la cual voy calcando mis horarios. Sin embargo, hoy mi día ha sido especialmente accidentado, ¡prácticamente lo puedo considerar una aventura, jiji!.

5:00. Me levanto.

Hasta las 11:00, hora del habitual almuerzo, con un tonificante bocadillo de sardinas, todo es lo habitual. Sin zorrillos, sin gallos y cumpliendo los objetivos a rajatabla. Véase entrada anterior para saber los detalles.

11:23. ¿Un peregrino saliendo ahora de un albergue?. ¡¡¡No es posible!!!. Cometo el error de reducir un poco el ritmo y mirar cómo es este peregrino tan lamentable... ¡¡¿Es JB?!!. ¡¡¡No, ÉL no, por favor!!!. Para cuando retiro la mirada, es demasiado tarde, me ha visto y se ha puesto en mi camino, por lo que no puedo continuar aunque lo intente.

"¡¡¡O'Neal, qué casualidad, ¿no salías tú muchos kilómetros más atrás que yo?. ¿Hacia dónd......?"

Sí, lo reconozco, le di un pequeño golpe y lo aparté, ¿qué pasa?. Ya sé que para cualquiera de ustedes podía parecer una conversación bastante cordial. Pero no estaba tomando un te, sino que estaba caminando y tenía un horario que cumplir, y si me quedaba de cháchara se me echaría el tiempo encima y me pillaría todo el calor del día, y eso es de todo punto inadmisible.

11:33. Joder, voy retrasada, ¡tengo que acelerar el ritmo!.

11:50. Sólo me quedan 10 minutos, ¡no sé si me dará tiempo a llegar!. Aprieto el ritmo.

12:00 o'clock. Destino alcanzado. Lo he conseguido, ¡gran triunfo!... No tengo tiempo de regodearme en ello. Estiramientos.
12:05. Fin estiramientos.
13:00. Inscripción en el albergue.
13:15. Bocadillo de sardinas
13:20. Pies Ok, lo contrario me hubiera sorprendido enormemente. Qué crack. Qué control de la situación. Ducha y Vips Vaporups
13:50. Lavo ropa
14:00. Fin del día.

14:37. Un puto gallo me despierta. Ya pensaba que no iba a oír a ninguno hoy. Juro que cuando vuelva me llevaré la cabeza de alguno como trofeo.


by Sid

Excepto el día del vendaval, todos los demás han sido muy tranquilos y los he dedicado a aumentar mi paz interior, así que decidí que ya estaba preparado para abrirme al resto de peregrinos y descubrir sus motivaciones.

Hace unos días me adelantó una chica que llevaba una mochila enorme, vamos, que vista desde atrás a lo lejos parecía que la mochila caminaba solita. Me pareció que iba muy contenta, o al menos me dijo el habitual "¡Buen camino!" con un tono muy alegre. Según me adelantó, me llamaron la atención unos bultos color rosa que llevaba atados a la mochila. Uno parecía un saco de dormir, pero no debía serlo, porque el saco lo llevaba aparte. Otro... ¿una almohada?. A saber. También barajé otras hipótesis, como que llevaba ahí el cadáver de su hijo (vale, era una hipótesis extraña, pero el tamaño era bastante adecuado para eso y al fin y al cabo no se me ocurría nada más). La chica iba muy rápido, así que pensé que no volvería a encontrarla ya ningún otro día, y que me iba a quedar con la duda para siempre.

Pero mira por dónde que el otro día, justo cuando había decidido dormir en un albergue para poder estudiar a otros peregrinos, ¡de repente veo que se abre la puerta y aparece ella!. Venía con una sonrisa de oreja a oreja hoy también. Pero eso me importaba menos, ¡yo quería saber qué demonios eran esos bultos rosas!. Los minutos se me hacían eternos mientras esperaba en el descansillo a que la peregrina saliera de los dormitorios (lo de llamarlo en plural es una licencia, ya que en realidad era una única macro-habitación llena de literas).

Por fin salió, entro a mirar qué hay y, ¿qué encuentro?... ¿un.... un... errrrrr, uf... un... ENORME POLLÓN DE GOMAESPUMA?. (no, señora, no era un "pollo" grande, sino eso que llevamos los hombre colgando, pero de gomaespuma).

Esa noche no hice mi sesión nocturna de meditación. Tampoco dormí. Me pasé toda la noche pensando qué demonios podía hacer esa chica con ese trasto de gomaespuma que la tuviera siempre con esa enorme sonrisa de oreja a oreja.

Hubo un momento en que estuve a punto de dormirme, pero se me ocurrió mirar a la litera donde estaba la chica y me encontré conque le había puesto un sombrero de vaquero al invento, una visión que ya no me abandonó hasta la mañana. El caso es que, demonios, ¿qué haría la chica con eso?, o sea, ¡es de gomaespuma!, ¡y yo ya había estado buscando bien algún tipo de válvula hidráulica que le diera más consistencia, y no encontré absolutamente nada!.

Mi conclusión es retorcida, pero es lo único que se me ocurre: para ella, es un totem. Y gracias a él, ella se siente protegida durante el camino y a salvo de los espíritus malignos. No me pregunteis por qué esta chica necesita un pene gigante para sentirse protegida, eso supera mis conocimientos sobre parapsicología emocional y religiones ancestrales.

Aun así, me siguen quedando dudas. Creo que un día de estos tengo que contárselo a JB, a ver si a él, que es más hombre de mundo, se le ocurre algo que a mi se me pueda haber escapado.

Yo también quiero esa sonrisa, joder, y todas mis meditaciones, reflexiones y relajaciones no me la dan. Tengo que pensar en ello.


by JB

Rodillazo en los huevos, O'Neal. El "pequeño golpe" que dices que me diste, en mi pueblo se llama "rodillazo en los huevos".

En fin, me había quedado con el tema de la vieja. Ya sabeis, vestida de negro, bolsito en mano, agachada, mano a los riñones... si tengo que elegir una forma visual para definirla esa sería Doña Rogelia. Pero sin mano en el cogote.

Yo ya venía escarmentado con el viejo anterior, por culpa suya acabé caminando más ese día que los tres anteriores juntos. Vamos, que por nada del mundo quería que aquello volviera a ocurrir. Pero ocurrió.

Antes que eso, tengo que decir que, caminando por una carretera por encima de la orilla de un río, una coincidencia (un árbol que cayó justo en ese momento), desvió mi atención hacia un extraño objeto que descansaba a los pies de un árbol contiguo... eso era un... era... ¡sí!, ¡un vibrador!. ¿Quién podía haberlo tirado ahí, en medio de ninguna parte?. Y entonces, un poco más alante, adelanté a la vieja.

Lo primero que pensé es que qué haría esa señora en medio de la carretera, si el pueblo más cercano estaba aún lejos. Luego se me ocurrió. Ya se sabe, piensa mal y acertarás. La vieja acababa de tirar el vibrador, y las vibraciones del aparato habían conseguido tirar el árbol que llamó mi atención inicialmente. Ya se sabe cómo son los pueblos, todos cotillean sobre todos y nada es un secreto. No hay intimidad. Triste desenlace el de la historia, pero llega un momento en que la tranquilidad es lo más importante.

Por cierto, que otra cosa no sé, pero caminar, caminaba rápido la puñetera vieja. En cuanto me paré en un bar me adelantó y esta vez no fui capaz de pillarla. Luego me la encontré en una farmacia, le comenté que me la había encontrado antes en la carretera y ella lo negó rotundamente. ¡Eso demostraba mis teorías, sin duda!.

Aparte de la vieja, estos últimos días he encontrado a alguien realmente impresionante. Para decirlo sin tapujos, es mi héroe dentro del Camino. Se trata de un colega que al parecer ha venido sin apenas dinero. El dinero justo para comprar tabaco, ni un euro más. ¿Por qué?. Porque su táctica es la siguiente: se mete en un bar a comprar tabaco, y aprovecha para charlar con los lugareños. Cuando ya se los tiene medio "camelaos", saca unos alambrillos que lleva y les hace un "muñequiño" con los alambres, y se los va dando como regalo. La táctica parece ser que funciona, a cambio del muñequillo los lugareños le invitan a una birra, y otra, y otra... En fin, cada vez que veo a este hombre resulta que la noche anterior apenas ha dormido, que lo poco que ha dormido ha sido en una esquina en la calle (este hombre no necesitaba albergues), y que viene con una resaca de aupa.

Eso no tiene mérito, claro, ¡pero el tío no se ha gastado ni un céntimo!. ¡Chapó!.

Ya me quedan pocos días para acabar el Camino. La verdad es que lo estoy deseando ya, porque al principio había muchos bares y muchos sitios donde pararse, pero desde que entré en Galicia no hay más que caminillos por el campo y vacas pastando. Al principio dices "qué paisaje más bonito", pero cuando llevas unos días estás hasta las narices de tanto paisaje y lo único que quieres es una cerveza. ¡Y cuesta un montón encontrar un puñetero bar!.

Así que estoy deseando llegar y correrme la gran juerga de fin de Camino. Al principio tenía pensado corrérmela en Santiago, pero me lo estoy pensando... me han contado que hay un sitio a sólo 5 Km. del final donde se montan unas juergas de escándalo: ¡El "Monte do Gozo"!. Suena interesante, si mi nivel de alcohol en sangre lo permite, ya lo contaré en mi próxima entrada.

P.D.: Sid, se me ocurren 2 ó 3 perversiones para lo de tu amiga. Un día te las cuento con unas cervezas encima y ya lo discutimos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Andrew, como te sobras... Me encanta tu literatura y tus "tipos y tipas" ideales. Y tú, ¿de quién eres?.
Firmado: un admirador confeso que no para de partirse la caja,
Dani